
Ya las fechas son otras, el ritmo es distinto.
Incluso el viento, incluso el destino.
Llegado ya el tiempo de cantar otros flamencos,
de sumar otros sueños, de llorar otros lamentos.
De gozar la melodía, de la compañia de Lucía,
otra amarga despedida de una María,
que podría llegar uno de estos dias.
La musa encordada, revistió sus colores,
deseosa de cantarle a nuevos amores,
alistó sus seis hilos, sus sabores,
y mi paladar espera luego esas canciones.
Emerge otro Castillo,
surgen de nuevo los bailes,
el Sol baña con su brillo,
otra vez,
al cantaor y sus primores.
Otra vez se esperan gitanas,
al compás de otros flamencos,
fundiendose con ganas,
entre el cantaor y sus pasos,
entre el sudor,
y aquel inconcluso beso.
Ese beso de miel de mediodía,
ese zapateo que me ilumina,
esa farda que se escondia,
de esta alma gitana bien nacida.
Venga ya ese flamenco,
ese nuevo episodio,
este nuevo comienzo,
ese tan anhelado...
Nuevo Flamenco.
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